viernes, agosto 25, 2006

No a la discriminación (de verdad sipo)

Al finalizar el programa Perspecplejia (Canal 13), en TVN daban Hora 25 y entrevistaban a una chica con sindrome de Down discriminada en el bar Budapest de Irarrázaval -donde los shop son horribles y están llenos de agua-. Señalaban en Hora 25 (en la foto) que lo mejor para evitar la discriminación es asumir la diferencia y respetar (lo de siempre). Al hacer las preguntas y al comentar las respuestas de la chica con Down justamente se daba lo contrario. Una mirada hacia abajo, pero con ternura; de diferencia, pero con respeto... ¡diferencia al fin! ¿Como hacer efectiva la no discriminación? Fácil: sentirla. Cuando una mina rica va a una tienda, ¿se atiende con las mismas ganas que si es una gorda fea con canas y caspa? Si preguntan donde queda cierta calle ¿Le explico mejor al hombre con terno de 1era que al pingüino con aros por doquier en la cara? La diferencia se vive y el respeto también. Lo esencial es hacerla efectiva y no actuar dependiendo de quien está al frente. Si se siente compasión por alguien, marcamos diferencia ("Pobrecita", "Puta el hueón"). Si se siente demasiado respeto o pleitesía por alguien, marcamos diferencia ("Cómo voy a tutear a ese señor con reloj de oro y que huele a perfume caro", "Qué mina más rica... Cómo le voy a preguntar la hora a ella").
Las modelos perfectas de cuerpos, los ejecutivos treintones pintosos, los viejos curaos, los sordos, los parapléjicos, los de la tele, la Bachelet, los niños de siete años, las obesas mórbidas, a los que le falta una oreja, los con cara de pavo, los con cara de mono, los mijitos ricos, las señoras hediondas, los gallos de la cárcel, el Fiscal Nacional y la chica con Down que apareció en TVN, todos... hacen caca. Todos, al final, son iguales, pero antes del final, son distintos. Aceptar la diferencia y evitar la discriminación parte por vivirla y sentirla y, al mismo nivel, no mirar con cara de ternura (o pena) cuando una mina con Down habla lento, no mirar con compasión cuando un tipo tartamudea, no ponerse nervioso cuando le preguntamos algo a una persona con más plata o poder, no mirar con taaaaaaanto amor falso a los pobres de la calle. Ni ahí con tanta solidaridad barata, ni ahí con tanta preocupación por el hermano desgraciado. Amor con todos, con el hueón tirao en la calle y con el cuico que jala en el baño de la oficina.
"Puta que es pesao ese ciego de mierda", me decía un amigo bisexual. "A las finales, la huea que importa es lo de adentro", remataba recordando que el amante más sensible que tuvo andaba en silla de ruedas. Razón tiene el logi.
Da lata ver a dos entrevistadores (en la foto) que se decían afectados por la discriminación del bar de Ñuñoa y miraban con diferencia a la chica con Down (digámosle "diferencia con respeto"). -Tal vez por eso el programa huele a falso, onda mochtramoch la kuultura, chomoch la kuultura, no sentida-. En Perspecplejia entrevistaban a una tipa sorda. El programa lo hacía un gallo en silla de ruedas. Ambos se respetaban y al escuchar hablar medio raro a la mina sorda no había compasión, sino atención, como en cualquier diálogo. Compasión extrema: Nada más que discriminación en un envase más humano. No a la discriminación: Desde la guata y no desde la cabeza y el discurso.
Comentarios:

1 – 2 de 2
Anónimo Anónimo dijo...
Ale: Hola Leo me gusta mucho la forma como te expresas en tus escritos y este en en especial encontré muy interesante la forma en que abordaste el tema ( además refleja un hombre con un buen corazón y buenos sentimientos) Te felicito. Existen millones de opiniones, tantas como habitantes hay en la tierra. Una manera de no discriminar es escuchar y tratar de entender los pensamientos de nuestros semejantes. Escuchar y respetar, son las claves para no rechazar. Sigue escribiendo....
5:03 p. m.
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Blogger felipe pablo dijo...
mmm...
sin pretender sonar
discriminador
gracias una vez más
por sentarlos
A TODOS
en el W.C.

pd: les pasaste papel?
1:28 p. m.
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