Ya está.
También está tatuado en los comentarios de bares, pasillos y buses de hinchada, que el eje es el trabajo liderado por Luis Marcoleta. Que hay un cuerpo técnico serio y que el grupo está afiatado. Todo está escrito, y con justicia.
El punto tal vez a recordar a una semana de la noche triunfal en Valparaíso-Peaje Quinta-Curicó es el valor que tiene el título para la masa, el pueblo, nosotros, todos, los que somos parte de la “familia curicana”.
El título del Curi es el triunfo de los perdedores. De esa hinchada que no había celebrado nunca, en 35 años de ver cómo el vecino se ganaba el Kino, hacía la fiesta y luego derrochaba el dinero logrado en una temporada. Curicó Unido es la representación de la población de Curicó, de esa provincia al sur del Maule. Ese equipo de fútbol, que no tiene estrategia de marketing ni museo con sus glorias, es el ente donde nos reunimos todos los curicanos, sin distinción social, política ni económica.
Algunos se identificarán con los salmones, otros con el pisco o la Torre Eiffel. Están los del baile, los del café y el pueblo del Morro. Está la ciudad de los palafitos y la otra del puente más largo del mundo. Curicó ya no es la ciudad de las tortas (regalémosle el mote a Curacaví) ni del vino (ya Santa Cruz, es de ustedes).
Curicó es la ciudad de Curicó Unido y ahora, con el título, nos la validan desde fuera.
1 comentario:
Te felicito por todo lo que haces en pos de resaltar los logros y el acontecer de Curicó Unido. Tal vez quienes más valoramos tu esfuerzo y trabajo, que sin duda realizas con gran pasión, somos quienes estamos lejos de esta querida tierra de Agua Negra.
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